Ubicado en el Palacio de Quintana, una casona montañesa del siglo XVIII, el Centro de Interpretación de la Industria de Cantabria “José María Quijano” permite al visitante obtener una visión de la evolución de los principales sectores industriales de Cantabria desde 1850 al año 2000. A través de 6 áreas expositivas diferenciadas, la museografía se encuentra estructurada sobre proyecciones, documentos, objetos, maquinaria y recursos interactivos que permiten la interactuación del visitante.
A lo largo de la historia, el valle de Buelna ha sido uno de los centros de desarrollo más importantes de Cantabria, y es que aquí fue donde comenzó su andadura una de las compañías protagonistas de la historia industrial de Cantabria, las Forjas de Buelna.
Don José María Quijano (Los Corrales 1843 – 1911) fue abogado y empresario fundador de Forjas de Buelna. Hijo del político torrelaveguense José Felipe Quijano Moncalián, estudio Derecho en la universidad de Valladolid y trabajo hasta alcanzar los treinta años como abogado en Torrelavega.
Después de visitar la Exposición Universal en París (1873) con Benigno Arce (conde de Mansilla), ingeniero de minas de los Picos de Europa, montó en un molino de su propiedad emplazado en Los Corrales de Buelna, cuatro máquinas de hacer puntas. Tras unos comienzos difíciles y con la ayuda económica de Benigno Arce, la familia Pombo y Pedro Ruiz de Tagle, la empresa pudo hacer frente a las primeras necesidades de instalación y adquisición de materias primas. La fábrica comenzó a funcionar el 14 de octubre de 1874, dedicada al principio exclusivamente al abastecimiento de las ferreterías de Santander. Hasta 1877 viajó directamente de Torrelavega a Los Corrales en un carro tirado por dos jacas tordas, una de las cuales, de nombre Espartero, quedó como emblema de la nueva sociedad Nueva Montaña Quijano. En 1879 creó un pequeño taller de laminación, germen de la empresa Forjas de Buelna. En 1900 instala un alto Horno en Nueva Montaña, con lo que nacía la siderurgia en Cantabria.
C/ Santiago Ramón y Cajal
(al lado del Instituto María Telo)
Los Corrales de Buelna.
Reservas: 678 235 508 turismo@loscorralesdebuelna.es
El eminente desarrollo industrial de Los Corrales de Buelna se manifiesta en todo su tejido urbano, conformando así parte de su identidad como pueblo. Gracias al avance en las conceptualizaciones de patrimonio, el patrimonio industrial ya es una categoría más. Es inevitable, al hablar de Los Corrales de Buelna, no hacer alusión a su industria y, por lo tanto, a su patrimonio industrial, disponiendo por suerte de grandes ejemplos y vestigios desde el siglo XVIII y especialmente desde el siglo XIX.
De este modo, podemos apreciar a lo largo de todo el eje del Besaya por el que se extiende el pueblo, un gran número de edificios y construcciones construidas en torno a la actividad industrial con un factor común en todos ellos, la funcionalidad. En este sentido destaca, el notable edificio de las oficinas centrales diseñado por el arquitecto Deogracias Mariano Lastra, quien ejecutará también el proyecto de la Iglesia de San Vicente Mártir y el desaparecido edificio de las escuelas nacionales de estilo racionalista. En cuanto a escultura vinculada al mundo de la industria destaca el monumento a José María Quijano (1925), obra de Victorio Macho, actualmente se sitúa en frente de la portalada de su casa natal.
La huella del auge industrial también es palpable a través de la vivienda obrera, teniendo Los Corrales de Buelna un gran elenco de ejemplos. Estas viviendas destinadas a los obreros de las fábricas estaban promocionadas por la propia empresa, dentro de una tendencia a nivel internacional de mejora de la condiciones de vida de los empleados y de una actitud paternalista y proteccionista. Se buscaba en estas viviendas economizar en su construcción por lo que se evitaban cualquier tipo de ornamentación y se buscaba la estandarización de los modelos constructivos.
La vivienda obrera encaja perfectamente dentro de la arquitectura del Movimiento Moderno; la funcionalidad, el racionalismo y la tecnología. Buena parte de las viviendas eran de dos plantas y con tres habitaciones, pero existen otros ejemplos, como las viviendas aisladas de una sola planta en el Bardalón. Se edificaron también edificios de dos alturas en los que existían cuatro viviendas pareadas de una sola planta cada una, como en las viviendas en la calle Guzmán el Bueno y Barrio de los Millonarios.
Destacan, además, otras instalaciones de carácter más tecnológico vinculadas al desarrollo industrial del pueblo como son las sucesivas torres de saltos de agua, las diferentes presas o el edificio de la Central de la Fábrica de la Aldea.